La crisis económica del 2007 trajo inestabilidad emocional a gran parte de la población española, creando un gran interrogante dentro de mí. Quería saltar aquella barrera de miedo extendida como una epidemia y normalizada, ya que la población había decidido asumir aquella situación. ¿Lo recordáis? Los comentarios tipo "al menos tienes trabajo", cual consuelo con el que uno se tenía que conformar, abundaban en cualquier conversación banal.

También quería reconocer hacia qué nuevo mundo nos estaba conduciendo todo aquello. Estaba claro que las personas afectadas volverían en su mayoría a trabajar, pero que esto no sucedería hasta que no se hubiera transformado el mundo laboral a gusto de ciertos intereses económicos. Eso significaba que el ciudadano de a pie volvería a trabajar, pero en muchos casos, que no se recuperarían anteriones condiciones laborales.

Pocos años más tarde, se vio resentido por la crisis mi hogar, pero yo seguía más preocupada por entender el momento, que por nuestra situación económica. Al contrario, sentía una indignación que se relacionaba más con ver perdidos algunos de nuestros derechos fundamentales, y por como viejas generaciones eran testigo de la pérdida de aquello por lo que habían luchado. Al fin y al cabo, yo era una niña en los 80, y fueron nuestros padres los que consiguieron los derechos que estábamos perdiendo poco a poco.

Un amigo me hizo comprender algo: que aquella vida no era fruto de la lucha de nuestra generación. Así, me di cuenta de que los nuevos tiempos demandaban otras nuevas formas de vida; y, que otras nuevas formas de pensamiento, debían ser construidas.

Estamos en una de esas etapas de la historia en la cual la ADAPTACIÓN al medio es la marca de la supervivencia.

La ADAPTABILIDAD te permite seguir viviendo sin detenerte a observar el pasado o lo que es la concepción que cada uno tiene de cómo deberían ser las cosas en base a lo ya conocido. Ese retroceso nos acerca al sentimiento egoísta del YO separado, a través del apego sobre los derechos perdidos; mientras que el pensamiento reflexivo sobre la construcción de un nuevo mundo, escasea. Pero si uno mira hacia adelante, desde luego verá aparecer nuevas formas de relación, monetización...Creo ardientemente que las nuevas oportunidades "revolotean" a nuestro alrededor esperando a ser captadas por todos los seres humanos. Pero estamos ciegos.

Creo que a esta altura ya se ve que el "Papá Estado" nos quiere emancipados (no libres). Si, ciertamente, el cambio nos condujera en otra nueva dirección, estaríamos probablemente hablando de la AUTOGESTIÓN. Hasta aquí tal vez sea una obviedad, pero estoy hablando de autogestión a todos los niveles, es decir, el éxito de la persona también dependería del equilibrio entre la parte física, emocional y mental del individuo.

A lo largo de estos años, aprendí a no nadar contracorriente, a no luchar por lo perdido porque era testigo de la gran perdida de tiempo. Y como dije en mi anterior post "Magia y Abundancia", el tiempo es oro. Así que dentro de mí surgió una urgencia. Me decidí a no perder ese maravilloso tiempo maldiciendo a los que estaban trabajando en favor de la "esclavitud" del pueblo y ese falso espejismo de libertad en el que pretenden que vivamos porque, como se dice en la filosofía esotérica,"no debemos combatir el mal, sino hacer el bien". Es importante tenerlo en cuenta, porque combatir el mal significa engordar energéticamente a los que abogan por la involución (lo material sobre lo inmaterial), ya que se pone todo la energía, pensamiento, esfuerzo en derrotarlo, y lo único que se consigue es alimentarlo y fortalecerlo.

Tras reflexionar años sobre este tema, he comprendido algo. Escuchando a muy buenos divulgadores hablar sobre la Abundancia, me he dado cuenta del gran público deseoso de muchas posesiones materiales aplicando un mínimo esfuerzo.
Hay que tener en cuenta que el estado de estos divulgadores es el fruto de un largo recorrido lleno de reflexión y esfuerzo, es decir, de experiencias de fracaso y horas de búsqueda de la Verdad. Y cuando quieren dar a entender al público en general que no es tan difícil vivir en la Abundancia, no se refieren a lo que está tan de moda en este inicio de Era y que llena pabellones, a esa política antiesfuerzo.

Esa falta de esfuerzo no es la falta de trabajo, sino la buena gestión de su tiempo. Se trata del buen entendimiento sobre "economía espiritual". Digamos que esos grandes divulgadores trabajan y rinden porque le dan a cada cosa el tiempo que le corresponde, dándole prioridad a lo realmente importante para ellos. No se permiten perder el tiempo ni con sus pensamientos, ni a nivel emocional, ni mucho menos, con sus acciones en el plano físico.

Ver las situaciones desde este punto de vista me lleva a reconocer que la crisis podría ser una gran oportunidad para crecer o evolucionar. A veces, no puedo evitar sonreír porque siento que la Vida nos guiña el ojo y, que nadie mejor que ella, sabe lo que significa la verdadera, amorosa e inteligente adaptación al medio; porque esta es una oportunidad para cambiar y para crecer, y mucho.

Para lograr ese estado que conseguían muchos yoguis, ermitaños o santos de los últimos 2000 años, la Vida nos conducirá esta vez a través de la visión del empresario, el economista, el científico... hasta el mismo destino, o cumplimiento de un supuesto plan que supera nuestro entendimiento. Puede que esta sea la hora de acercarnos, a través de unos términos más científicos, a un Dios que hasta ahora pertenecía sólo a las grandes religiones.

¿Cuán capaces somos de ver la gran Inteligencia en movimiento que se esconde detrás de todo esto? Nuevos actores, nuevos escenarios y una nueva manifestación de la misma Verdad.