El emprendedor de ojos candentes (aforismos del Agni Yoga o Yoga del Corazón)

Yani Yoga
  • Es esclavo del tiempo, el que busca liberarse de él.
  • El tiempo libera a aquel que se adueña del silencio.
  • No hay hambre en el silencio. Aquel que ya no pasa hambre no se identifica con su cuerpo, no es esclavo del deseo y no se pierde en la ilusión de la mente.
  • Sacrificio es dedicar todas las herramientas o experiencias al Servicio.
  • El Servicio (amor en acción) conduce al UNO. Y la comprensión del UNO sólo es resultado del Sacrificio.
  • El UNO sólo puede ser explicado por aquellas almas que se conviertieron en Arhats. Ellos son conocedores del verdadero significado del Sacrificio, pues pasaron la prueba de la Gran Renuncia que somete todos los actos al primer aspecto o Voluntad Divina.
  • La experiencia del emprendedor es el reflejo de la sabia autogestión (física, emocional y mental) a través de la cual se conduce la experiencia del Agni Yoga, es decir, la experiencia de un corazón llevado a la acción.
  • La manifestación física de la verdadera autogestión económica que representa al ser humano que emprende es el reflejo del ser que se ha autogestionado, y sus dos ojos pasan a ser uno sólo.
  • En el trabajo de emprender, se reconoce al cumplimiento del propio destino. Es el reflejo del cambio que debe manifestarse, porque la manera en que se refleja nos conduce o nos fuerza hacia adelante (camino de evolución), hacia la integración de nuestra personalidad. Sin ella, no avistamos nuestro propósito; y, sin ella, los vigías son otros. Nosotros, en perfecto alineamiento, debemos ser nuestro propio faro de la Verdad.
  • En el emprendimiento se refleja nuestra voluntad al bien. Somos únicos en nuestra Verdad, pues formamos parte de un racimo de uvas conectado a la misma rama que comparten otros racimos, pero cada uva del racimo es única y valiosa, así mismo lo es nuestra forma de manifestar esa Verdad.
  • No estás sólo, pero debes percibir para saberlo.
  • La pertenencia a un grupo de trabajo es una fuente de alegría. Desde ese ser individual integrado (autogestionado), se empieza a reconocer la colaboración con un grupo mayor.

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